¿Sabía que todos los procesos del sistema nervioso están sujetos a un esquema: una célula nerviosa y un mediador (neurotransmisor) que transporta cierta información a la célula nerviosa? El principal monopolista de la "industria" de la inhibición del sistema nervioso (neurotransmisor inhibidor) es el ácido gamma-aminobutírico (GABA). Se encuentra en un estado de eterna lucha por la influencia con su "hermana mayor" el glutamato (un neurotransmisor excitador). GABA convence a las neuronas (y a nosotros, sus "amos") de no responder a las provocaciones de vecinos agresivos y de mantener la calma para no ser víctimas en la lucha contra el glutamato (por ejemplo, para evitar un derrame cerebral). GABA permite que los músculos y los vasos sanguíneos se relajen y que el cuerpo duerma normalmente. ¡Sin su presencia, el cuerpo estaría en peligro de muerte por convulsiones! Así, en condiciones de ansiedad e hipoxia, se altera la síntesis de GABA, lo que provoca alteraciones en los procesos de inhibición protectora de las células nerviosas y un aumento de la ansiedad. Se sabe que GABA suprime la actividad de hasta el 40% de las células nerviosas, bloquea el flujo excesivo de información e inhibe el impulso excitador. En el contexto de una ansiedad prolongada, se produce glutamato en exceso, lo que daña las células sensibles: los receptores GABA, lo que crea insensibilidad al GABA. La hiperactivación del glutamato provoca daños y muerte de las neuronas, de ahí las quejas de pérdida de memoria debido al estrés.
